Uno de los casos más notables fue el de Dominique Strauss-Kahn, presidente del FMI y candidato socialista a la presidencia francesa. En mayo de 2011, en el hotel Sofitel de Nueva York, una camarera guineana fue golpeada, forzada y obligada a practicar sexo oral por parte de Strauss-Kahn. Los informes médicos certificaron daños en la vagina de la camarera y en un hombro, que tuvo que ser operado, así como semen del violador en la ropa de la víctima, que se atrevió a denunciar. Sin embargo, como la denunciante había mentido en uno de los trámites para justificar su petición de asilo en los Estados Unidos, el juez le retiró toda credibilidad en el asunto que se trataba, y Strauss-Kahn quedó libre con un acuerdo de indemnización a la camarera. Renunció a la presidencia del FMI y a su candidatura —debido al escándalo mediático—, pero en febrero de 2012 fue detenido en Lille por un presunto caso de proxenetismo. La fama de depredador sexual siempre le ha acompañado, pero no ha sido óbice para que pudiera ser profesor, ministro en varias ocasiones e incluso formador de juventudes socialistas.