Por otra parte, ya en el comienzo de la biología científica, el fisiólogo francés Xavier Bichat hablaba de dos vidas en el interior de la vida humana: una instintiva y puramente reproductora y la otra de relación, habilitada para funciones superiores. Aunque la primera prevalece cuantitativamente sobre la segunda, sin esta última nuestra vida no sería humana, perdería el elemento que la califica, deslizándose hacia una vertiente vital indiferenciada. Por eso el lema «nuda vida», blosse Leben, no ha de entenderse como algo real, o bien meramente posible, sino como un punto lógico necesario para identificar, por diferencia, la vida cualificada; lo mismo que sucede con el concepto, también ilocalizable en la realidad, de «estado de naturaleza», que ha servido para definir, por oposición, al estado civil