No era una cueva y se abría hacia el cielo; pero en el extremo más interior se elevaba una pared desnuda, y la parte inferior, cerca del suelo, era tan lisa y vertical como obra de albañil, pero no se veían ensambladuras ni rendijas. Ni rastros había allí de postes, dinteles o umbrales, ni seña alguna de tranca, pestillo o cerradura; y sin