Que se deje usar de esa manera, que lo desee, que lo necesite: Peter tiene que volver a cerrar los ojos un momento. Que ella, confiando, queriendo únicamente complacer, le deje hacerlo, se rinda a su poder, para que la acaricie y juegue con ella como si fuera una muñeca. Con miedo solo a decepcionarlo. Rogando que la tranquilice, ¿todo bien? Úsame, puedes hacerme daño, lo que tú quieras. Respira en un hilo, Peter la mira una vez más. ¿Te gusta?, pregunta. Ella le lanza una mirada de desesperada gratitud. Lo que también él siente y no es capaz de expresar. Me gusta muchísimo, responde. Me siento segura de verdad.