Este es un libro de contenido imprevisible. Como lector, puede gustarle, disgustarle o incluso impulsarlo a subirse por la paredes. En sus páginas encontrará historias que antes nunca han sido leídas ni contadas, algunas paradojas, reflexiones sensatas, reflexiones insensatas y al final, en un anexo, un par de cuentos al estilo tradicional por si se anima y, en el caso de ser abuelo guay, quiere contárselos a sus nietos.
Tal vez, debido a su juventud o a la distancia, no conozca los escritos de los escasos humoristas de la postguerra española. No importa. Ellos fueron los que salvaron del naufragio intelectual a algunos miembros de mi generación.
Era un mundo pequeño, huérfano de tweets y de whatsApps, en el que la poesía y la esperanza ocupaban casi todo el espacio. Pensando en aquella extraña época, he escrito este libro. Y en algunos momentos, tras un leve sentimiento de nostalgia, me he sorprendido sonriendo.