¿Para qué un nuevo manual sobre esta materia, si decimos que la bibliografía ya es incontable? Porque la tarea de la Universidad –con mayúscula— es esa, y tanto el editor académico como los autores de este libro así lo han entendido: alimentar el debate con nuevas ideas y reformular las antiguas a la luz del conocimiento adquirido, permitiendo de esa forma el avance de la ciencia, en este caso de la ciencia del derecho.
Las fuentes de los años ochenta se han renovado casi por completo, y del protagonismo que tenía la doctrina francesa a finales del siglo pasado hemos pasado a una importante presencia de la jurisprudencia nacional. Esta tendencia, que llamaría de diálogo –con la doctrina foránea, con la jurisprudencia, con disciplinas afines–, puede advertirse a lo largo de todo el presente volumen, quizás con base en la idea de que la llamada responsabilidad civil no es, en rigor, una especialidad, sino un saber transversal de casi todo el ámbito de lo jurídico.