Mi familia te quiere.
Yo ya no sabía… nada. Levanté la vista y observé como acercaba su cabeza a la mía.
—Y yo te quiero.
Había vuelto a decirlo.
—Te quiero tanto que me paso el día contigo y aún me parece insuficiente.
Dejé de respirar.
—Te quiero tanto que, si no puedo patinar contigo, no quiero volver a patinar con nadie.
Hostia… puta…
—Te quiero tantísimo, Jasmine, que si me partiera el tobillo durante un programa, me pondría en pie y lo acabaría para conseguirte lo que siempre has deseado.