Natalia Gerner no estaba en venta; un hombre ya había aprendido esa lección y Clay Beauchamp tendría que aprenderla también. Su nuevo vecino era viril, protector y generoso en exceso, pero nada conseguiría que Natalia se metiera en su cama… Hasta la noche en que Clay acudió en su ayuda y la mantuvo a salvo… en sus brazos.
A la fría luz del día, cuando él le ofreció un hogar y liberarla de las deudas de su padre, poca elección pareció quedarle. La vida con Clay sería maravillosa, pero, ¿cuánto tiempo podría ser su amante cuando lo único que quería era ser su esposa?