La poesía es una especie de sustancia que se acumula en las arterias y que en algún momento tiene que salir. Si alguna vez hubiera prestado atención en la clase de química cuando iba a la escuela secundaria, quizás ahora podría usar algún término científico para hablar de esta sensación de que la poesía se va acumulando capa sobre capa, molécula sobre molécula, en alguna parte de mis pulmones, de mi vejiga, de mi útero, de mi hígado… y que en algún momento estalla, se pulveriza, abandona mi ser para flotar en el aire.