Para entender qué pasa del otro lado, cómo piensan y sienten los palestinos, Tal decide lanzar una botella al mar y establecer un contacto, un diálogo que le permita vislumbrar la realidad palestina. Naïm responde a su mensaje de manera hosca y burlona; sin embargo, poco a poco su ironía se irá transformando en confianza y a través de sus cartas podemos ver los dos lados del conflicto.