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Simone Weil

El poder de las palabras

  • elsamartinez202345has quoted6 days ago
    Sin embargo, todos los hombres cultos conocen el ejemplo más perfecto; mas una suerte de fatalidad nos lleva a leer sin comprender.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    La oposición entre dictadura y democracia —emparentada con la de orden y libertad—, al menos es una verdadera oposición. Sin embargo, pierde su sentido si se considera cada uno de sus términos como una entidad, como se hace con mucha frecuencia en nuestros días, en lugar de tomarlos como referencias para medir las características de una estructura social. Está claro que en ningún lado hay dictadura absoluta, ni democracia absoluta, sino que el organismo social es, siempre y en todas partes, un compuesto de democracia y de dictadura en distintos grados. También está claro
    que el grado de democracia se define por las relaciones que unen los distintos engranajes de la maquinaria social, y depende de las condiciones que determinan el funcionamiento de esta maquinaria. Por lo tanto hay que tratar de actuar sobre esas relaciones y condiciones. En lugar de eso, por lo general, se considera que hay agrupaciones humanas, naciones o partidos, que encarnan intrínsecamente la dictadura o la democracia.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    Por eso podemos afirmar sin temor que la oposición entre fascismo y comunismo, en rigor, no tiene ningún sentido. Así, la victoria del fascismo solo puede lograrse por el exterminio de los comunistas; y la victoria del comunismo, por el exterminio de los fascistas. Es obvio que, en estas condiciones, también el antifascismo y el anticomunismo están, a su vez, desprovistos de sentido. La posición de los antifascistas es “todo antes que el fascismo; todo, comprendido el fascismo bajo el nombre de comunismo”. La posición de los anticomunistas es: “todo antes que el comunismo; todo, comprendido el comunismo bajo el nombre de fascismo”. Por esta hermosa razón, cada uno en su campo respectivo, está de antemano resignando a morir y, sobre todo, a matar. Durante el verano de 1932, en Berlín, se formaban frecuentemente en la calle pequeñas aglomeraciones en torno a dos obreros o
    pequeñoburgueses, uno comunista, otro nazi, que discutían entre sí. Después de un rato constataban siempre que defendían programas estrictamente iguales; esta constatación les deba vértigo, pero aumentaba en cada uno el odio contra un adversario tan esencialmente enemigo que seguía siéndolo aunque sostuviera sus mismas ideas.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    En definitiva, una nación que se respeta está hasta más preparada a entrar en guerra que a renunciar eventualmente a ella. ¿Pero por qué hay que poder entrar en guerra? Lo ignoramos; igual que los troyanos tampoco sabían por qué debían retener a Helena.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    Se llama interés económico vital a lo que permite que un país haga la guerra, y no a lo que permite vivir a sus habitantes. El petróleo es bastante más apto para suscitar conflictos internacionales que el trigo. Así, cuando se hace la guerra, es para conservar o acrecentar los medios para el combate.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    Se llama interés económico vital a lo que permite que un país haga la guerra, y no a lo que permite vivir a sus habitantes. El petróleo es bastante más apto para suscitar conflictos internacionales que el trigo. Así, cuando se hace la guerra, es para conservar o acrecentar los medios para el combate.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    Se llama interés económico vital a lo que permite que un país haga la guerra, y no a lo que permite vivir a sus habitantes. El petróleo es bastante más apto para suscitar conflictos internacionales que el trigo. Así, cuando se hace la guerra, es para conservar o acrecentar los medios para el combate.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    En última instancia, si se examina la historia moderna, se llega a la conclusión de que el interés nacional de cada Estado es la capacidad de entrar en guerra.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    “Creemos morir por la patria —decía Anatole France—, pero morimos por los industriales”. Sería demasiado lindo. Ni siquiera morimos por una cosa tan sustancial ni tan tangible como un industrial.
  • Ivana Melgozahas quoted17 days ago
    Cuando afirmamos que el nacionalismo siempre oculta apetitos capitalistas, se debería decir cuál es el sujeto a quien pertenecen esos apetitos: ¿las minas de carbón, la industria metalúrgica pesada, la construcción
    mecánica, la electricidad, la industria textil, la banca? No pueden pertenecer a todos conjuntamente ya que tienen intereses discordantes. Si lo que está en la mira es un sector del capitalismo, sería necesario explicar aún por qué ese sector se ha adueñado del Estado. Es verdad que la política de un Estado coincide siempre, en un momento dado, con los intereses de algún sector capitalista; así se tiene una explicación que sirve de pasaporte para todo y que, por su misma insuficiencia, se aplica a todo. Dada la circulación internacional del capital, tampoco se entiende por qué un capitalista buscaría más la protección de su Estado que la de un Estado extranjero
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