El embarazo

gonadotropina coriónica humana

las eyaculaciones diarias durante una semana aumentaban la calidad y, por lo tanto, la fertilidad del semen

al tener relaciones sexuales uno o dos días antes de la ovulación, las probabilidades aumentarían, ya que en el momento de llegar a la cita el óvulo encontraría a los espermatozoides vivitos y (literalmente) coleando.

En cambio, al tener relaciones sexuales uno o dos días antes de la ovulación, las probabilidades aumentarían, ya que en el momento de llegar a la cita el óvulo encontraría a los espermatozoides vivitos y (literalmente) coleando.

probabilidades de embarazo por tener relaciones sexuales en un día cualquiera son, en promedio, del 3%, y suben a alrededor del 10% antes de la ovulación. El sistema es muy preciso: luego de tener relaciones unos días antes de la ovulación, el tracto reproductivo femenino puede “guardar” los espermatozoides y activarlos justo cuando el óvulo se asoma al mundo. Y luego viene la famosa carrera “espermatazóidica”, mientras el óvulo se empolva la nariz y espera al nadador de sus sueños

La evidencia nos muestra que son tres los factores que regulan la lactancia: la secreción de prolactina y oxitocina por la succión del bebé (esos son los dos primeros) y, lógicamente, el vaciado de la glándula mamaria. Por lo tanto, la teta a demanda es la mejor manera de asegurarnos una producción suficiente de leche.

Nadie mejor que el bebé (y nosotras, a medida que lo conocemos más) para controlar cuándo tiene que comer y cuándo no

La leche materna, por muy increíble que nos parezca, tiene prácticamente la misma composición para todas las mamás (a menos que haya cuestiones médicas). Incluso en caso de desnutrición o deficiencias alimentarias en que hay ciertas limitaciones, a grandes rasgos, la leche sigue siendo suficiente y los nutrientes, válidos para criar a un bebé.

En la segunda fase existen tres períodos: la etapa de dilatación, en la cual se alcanzan los famosos 10 centímetros; la fase de expulsión, en la que se produce la salida del bebé por el canal del parto, y un período de alumbramiento, en el que se elimina la placenta.

Durante el segundo y tercer trimestre, es posible sentir en algunos momentos que el abdomen se contrae y se pone duro desde la parte superior hacia abajo y, al cabo de un breve período, se relaja. Estos episodios de contracción de los músculos del útero tienen nombre propio en honor al médico que los describió por primera vez: contracciones de Braxton Hicks. Podemos imaginarlas como ejercicios de precalentamiento que entrenan al útero para lo que se viene.[