Tras 10 minutos que el niñ@ tomó un refresco, es como si pasaran 10 cucharadas de azúcar a su sangre, o sea, un 100% de lo que necesita en un día. No hay vómito debido al ácido fosfórico que retiene el sabor.
Tras 20 minutos: el azúcar (glucosa) en la sangre se eleva, se libera la insulina, para lo cual el hígado responde rápidamente y transforma el azúcar en grasa disponible.
Cuarenta minutos después: las pupilas se dilatan, la presión sanguínea aumenta, la glucosa en su sangre aumenta, se bloquean algunos receptores del cerebro, por lo que no se sentirán cansados en esta etapa.
Dos horas después: como el refresco tiene cafeína irá al baño a orinar, el calcio, magnesio y zinc que debían ir a los huesos, se van por la orina. El sodio, electrolitos y agua también salen por la orina.
Más de dos horas después: una vez que la euforia pasa se volverá irritable y somnoliento.
Cuando bebes un refresco se expulsan nutrientes del organismo, se debilitan los huesos, los dientes y se favorece la aparición de diabetes mellitus