No tengo palabras, es hermoso. Quiero dárselo a todos los adolescentes del país.
En mi adolescencia, al igual que Sebastián, viví la muerte de una persona cercana, la gente creía que por mi edad no entendería... tal vez el luto habría sido mas amable de haber tenido un libro como éste.
Habla de como las consecuencias de la salud mental desde tiempo atrás se ve como un tabú ,en como aveces cuando pasa una tragedia se opta por generar silencio y evitarlo y la relación con la adolescencia.
El miedo a que los adolescentes puedan caer en riesgos pero como padres la herramienta más funcional es la comunicación y la prevención.
El personaje en su travesía para descubrir lo que le pasó a su compañera se siente traicionado por los adultos por ocultar la información y es válido sentirse enojado,es una reacción muy real que se sucita en la realidad.
Un libro que aborda el duelo y el suicidio desde la empatía y la realidad adolescentes.
Una historia triste y bella. Me gusta como Martha narra desde la voz de la adolescencia, sin infantilizar ni minimizar.
Las partes de Laika son de una poesía preciosa.
Es un libro que permite a los niños entender suicidios, hablar de la muerte sin tabú y saber que existen trastornos que deben atenderse.
Desde que sabemos que le pasa a Marina es imposible que no se te forme un nudo en la garganta, Sebastián sonaba muy egocéntrico pero hay que tener en cuenta que solamente era un niño confundido intentando encontrar las respuestas que le fueron negadas porque no lo creían lo suficientemente capaz para entenderlas, por lo cual, tanto niños como adultos deberían leer este libro para entender la importancia de la salud mental. En cuanto a Laika, nuestra perrita astronauta, no me imagino la angustia que debió sentir de saberse sola en un lugar desconocido, pero sin duda, estoy segura que ahora ocupa un lugar especial en el universo.
En quinto de primaria y plena carrera espacial, un casi adolescente, ante el silencio de la gente adulta, se intenta explicar la noticia de que una de sus compañeras ha muerto.
Martha Riva Palacio Obón para mí es una de las grandes, enormes escritoras mexicanas de nuestro tiempo. Este libro, como el resto de su narrativa, logra abordar de una manera inteligente y entrañable, los problemas que la gente adulta intenta ocultar, sin éxito, a las infancias y adolescencias.
Precioso. Me dejó un vació profundo en el pecho. Martha Riva Palacio siempre me hace sentir sus novelas como si fueran un poema.
Es un buen libro, hasta me hace cuestionarme si es LIJ porque sí entiendo que está situado en la infancia, pero en pasado, es como si un adulto estuviera repasando un hecho que lo marcó mucho en su niñez.
Lo que más me gusta es el paralelo entre la historia de Laika y la de Sebastián con Marina. Las ilustraciones cuentan otra historia que se sale de la del texto, eso también es genial. Se podrían leer aparte o dar más profundidad a la historia central.
Lo que me hizo ruido fue el tratamiento del suicidio y de las enfermedades mentales, porque al final me dieron a entender que Marina decidió acabar con su vida porque es lo que aprendió en su familia, como si fuera hereditario o una venganza. No soy psicóloga pero algo me dice que no funciona así, que es aún más profundo pensar y realizar un suicidio.
En un momento me pareció muy egocéntrica la narración de Sebastián al tratarse de temas tan difíciles y quise que se nos presentara más la realidad de Marina. Pero en el todo del libro ¿Por qué no iba a ser así? Al final es la experiencia y pensamientos que él tuvo, una perspectiva rodeada de todas sus incongruencias e insuficiencias pero personal. La de Marina es otra historia, la de Sebastián es la que se quedó para ser contada.
Además las menciones a Laika en cualquier forma siempre me ponen un nudo en la garganta.
Un libro hermoso y muy conmovedor.