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Rick Riordan

El martillo de Thor

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  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    —Deberíamos tener tiempo suficiente para ayudarte; al menos, para intercambiar impresiones y pedir algunos favores.

    —¿Qué favores?

    Sonrió.

    —Yo no conozco muy bien el mar, pero mi novio sí. Creo que ha llegado la hora de que conozcas a Percy.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    —Eh. —Le toqué la mano un instante. Sabía que a Sam no le gustaba, pero ella y mi prima Annabeth eran lo más parecido que tendría a unas hermanas—. Samirah, solo quiero que seas feliz. Y si podemos impedir que los nueve mundos se incendien antes de que te vayas, pues estupendo
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Cuando llegué a la puerta, Alex dijo:

    —¿Cómo lo has sabido?

    Me volví.

    —¿El qué?

    —Cuando has entrado has dicho: «Hola, tío». ¿Cómo sabías que era chico?

    💛👄💚

  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    —Ja, ja. Solo digo que ojalá supiera hacer algo tan chulo como eso.

    No hubo respuesta inmediata. Tal vez porque yo no había dejado mucho margen para que me dedicara un insulto ingenioso.

    Finalmente, alzó la vista con recelo.

    —Tú curas a la gente, Magnus. Tu padre es en realidad un dios útil. Tienes un aura… luminosa, cálida, amistosa. ¿No te parece suficientemente chulo?

    —Nunca antes me habían llamado «luminoso».

    —Venga ya. Te haces el duro y el sarcástico o lo que sea, pero en realidad eres un buenazo.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Heimdal intervino—. Erais un blanco móvil, ¿no? ¡Entramos en el túnel por la catarata de Bridal Veil sin ningún problema! Pero luego el cambio de escenario a la guarida de Loki nos pilló desprevenidos. Nos quedamos atrapados por los dos lados entre piedra endurecida por gigantes de la tierra. Encontraros excavando, incluso siendo tres dioses, no ha resultado fácil.

    «Sobre todo cuando uno se dedica a hacer fotos y no ayuda», dijo Vidar por signos.

    Los otros dos dioses no le hicieron caso, pero Hearthstone le contestó: «Nunca escuchan, ¿verdad?».

    «Qué me vas a contar —dijo el dios con gestos—. Estúpida gente con audición».

    Llegué a la conclusión de que Vidar me caía bien.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    —¿Sabes, Magnus? A veces es mejor no mirar hasta donde puedes mirar, ni escuchar todo lo que puedes oír.

    ~Heimdal

  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    ¡Es la hora del martillo! (Alguien tenía que decirlo)

    La puntualidad.

    Los Aesir tenían que trabajar la puntualidad.

    Todavía no teníamos refuerzos divinos. Teníamos un martillo, pero nadie que lo empuñara.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Mis compañeros de la planta diecinueve se lanzaron a la batalla con regocijo.

    —¡Muerte y gloria! —bramó Medionacido.

    —¡Matadlos a todos! —dijo Mallory.

    —¡Al ataque! —chilló T. J., que atacó con la bayoneta al gigante más cercano.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Cogí el hocico de Otis y pegué mi cara a la suya.

    —Estamos listos —susurré—. El martillo está en la cueva. Repito: el martillo está en la cueva. Octubre Rojo. El águila se ha posado. ¡Código de Defensa Omega!

    No sé de dónde saqué todas esas palabras militares en clave. Me imaginé que era la clase de mensaje al que Thor respondería. Y, eh, estaba nervioso.

    —Tienes unos ojos preciosos —murmuró Otis.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Por fin, la diosa y la futura novia salieron del pasillo. Toda la humedad de mi boca se evaporó. Una corriente de electricidad me recorrió el cuero cabelludo de un poro a otro.

    El vestido de seda blanco de Alex estaba lleno de bordados de oro brillantes, de las borlas de las mangas a las espirales del dobladillo que le rozaba los pies. Un collar de arcos dorados descansaba en la base de su cuello como un arcoíris invertido. Sujeto con alfileres a sus rizos morenos y verdes, llevaba un velo blanco recogido para dejar visible su cara: sus ojos bicolores bordeados de delicado rímel y sus labios pintados de un cálido tono rojo.

    —Hermana, estás increíble —dijo Sam.

    Me alegré de que ella lo dijera. A mí se me había trabado la lengua como un saco de dormir de titanio.

    Alex me miró con el ceño fruncido.

    —¿Podrías dejar de mirarme como si fuera a matarte, Magnus?

    —Yo no…

    —Porque como no pares, te mataré de verdad.

    —Vale.

    Era difícil mirar a otra parte, pero lo intenté.

    Sif tenía un brillo de suficiencia en los ojos.

    —A juzgar por la reacción de nuestro sujeto de prueba masculino, creo que mi trabajo ha terminado. Salvo un detalle…
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