La evolución nos llama aprendiendo. Con la debida perfección, podemos liberarnos de las cosas mundanas. Experimentar es la ley del aprendizaje. El dolor nos enseña y nos guía. Necesitamos, sobre todo, perdonar y trascender. Solo entonces alcanzaremos etapas elevadas de la evolución. Tenemos la mejor herramienta de nuestro lado, el libre albedrío.