Niños de tiza recupera para la literatura un escenario cercano pero apenas utilizado: el de quienes crecieron en los años finales de la dictadura en los barrios periféricos, entre trafi cantes de heroína, curas rojos, madres abnegadas y bandas callejeras. Bajo el ropaje de una novela negra y la guía de Roberto Esteban (el inolvidable protagonista de El gran silencio), David Torres pinta por primera vez la Transición en pantalones cortos, un evocador retrato de la nostalgia, el amor y el paraíso perdido de la infancia. Divertida y conmovedora, escrita con una prosa plástica, expresiva y poderosa, ganó el XXX Premio Tigre Juan, y supone la consolidación de David Torres como uno de los más fi rmes valores de la narrativa en castellano.