Aquella mujer hacía que volviera a desear cosas a las que había renunciado hacía ya mucho tiempo… T.J. Whittaker no quería ser el héroe de nadie, pero cuando Priscilla Richards lo miró con aquellos ojos azules llenos de lágrimas y le pidió que la ayudara a desvelar los secretos de su pasado… no pudo negarse. La misión era muy simple: acompañar a Priscilla a que conociera a su madre y después sacarla de Texas tan rápido como pudiera. Lo que no estaba previsto era sentirse atraído por aquella formal neoyorquina que no era su tipo en absoluto. Pero Prissy era una tentación en la que deseaba caer más que nada en el mundo.