“Nunca, hazme caso, nunca te acerques a un tío que no aprecie su vida.”
Justo antes de terminar la segunda guerra del golfo, Lucas Quiroz, el que fue cámara y amigo del gran corresponsal Alex Valente, va a visitarle por primera vez desde que fueron objetivo de una bomba que dejó ciego al periodista. No se han encontrado desde entonces, y la oscuridad a veces te permite ver aquello que antes te pasaba desapercibido, confesar lo que te sería imposible admitir ante el peso de la mirada del otro. Y cuando esto ocurre, el resultado no es siempre el que uno esperaba.
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