La muerte feliz de William Carlos Williams

literatura es también cementerio familiar e ira apalabrada

Era un arbolito joven cuando compraron la casa. Se ve menos gastado que el hombre, porque no se enfrenta con la misma urgencia al placer y al espanto.

ra un arbolito joven cuando compraron la casa. Se ve menos gastado que el hombre, porque no se enfrenta con la misma urgencia al placer y al espanto.

La devolución del cuerpo prestado. ¿En qué estaría pensando? ¿Cómo dio el paso? ¿Por qué sonríe? ¿Pensaría en mí? ¿Se piensa en alguien en medio del caos, cuando los miembros se dispersan?

Ella que nos quiso como nadie podrá querernos, por las razones más egoístas.

Quién sentirá nuestra muerte, que no nos pertenece, ahora que la madre no está.

Siempre tienes prisa. Si de veras fuera tan importante llenar papeles de versos todos seríamos poetas.

¿De veras duerme, o será que esta mujer que lo comparte simula dormir en la noche de las dolorosas alucinaciones?

La imaginación no se alimenta de metáforas. La imaginación es la única medida de la realidad.

El perro lo mira con la intensidad de las criaturas que viven en poesía sin saberlo.