Pete Dugan nunca pensó que volvería a ver a Carol, cuyo maravilloso rostro no había podido olvidar desde que en el pasado tuvieran una breve, pero intensa, aventura. Pero cuando se volvieron a encontrar, Pete vio que los preciosos ojos verdes de Carol guardaban dentro una tristeza que él estaba dispuesto a borrar…
Ahora que Pete había vuelto, y con él sus caricias, Carol no podía olvidar que tenía secretos que debían seguir ocultos. De todos modos, su corazón le aconsejaba apoyarse en sus anchos hombros, aunque fuera por una sola vez. Y entonces, se enamoró de él perdidamente.