La familia que reza unida permanece unida. El santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se presta a reunir a la familia. Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad para volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo un pacto de amor renovado en el espíritu de Dios.