Para resolver una discusión debemos ser capaces de expresarnos sin provocar una reacción defensiva en la otra persona, simplemente informando de lo que necesitamos para resolver el problema. Sin acusar al otro, le informo, le digo cómo me siento, qué me pasa, qué necesito, qué me gustaría, que me hace sentir bien y qué no, siempre hablando de mi necesidad emocional.