A pesar de su intento por controlar los sentimientos, estos no desaparecen y, en algún momento, las necesidades emocionales surgen y se manifiestan. Todos tenemos necesidades emocionales que deben ser atendidas, y reprimirlas constantemente obliga a vivir siempre en alerta, controlando cualquier detonador. Cuanta más ansiedad siente la persona insegura, más miedo tiene a un encuentro emocional, ya sea positivo o negativo, ya que cualquiera de los dos puede despertar la herida.