En este volumen de las Obras de José Carlos Mariátegui, el autor alerta sobre la necesidad de un arte nuevo —acorde con el futuro revolucionario que despunta— no limitado a simples exploraciones y conquistas formales, ni a describir la realidad mediante los parámetros de la estética realista.
La obra de Mariátegui es una defensa apasionada de las vanguardias artísticas y muy especialmente del surrealismo o suprarrealismo. En este alegato se desprende una de sus concepciones más profundas sobre lo literario: su capacidad para revelar los aspectos escondidos o usurpados de la realidad. La verdad literaria es ofrecer una nueva lectura de la realidad, librándose del bastión de la burguesía que no quiere que nadie cuestione su modo de representar el mundo.
«La calle, ese personaje anónimo y tentacular que la Torre de Marfil y sus macilentos hierofantes ignoran y desdeñan. La calle, o sea, el vulgo; o sea, la muchedumbre. La calle, cauce proceloso de la vida, del dolor, del placer, del bien y del mal.»