Maestros de la Poesia – Rubén Darío

enciendes luz en las horas del triste,

mi alma está triste hasta la muerte.

Y el crepúsculo en su suave amatista,
diluía la lágrima de un misterioso artista.

mi alma está triste hasta la muerte.

Y el crepúsculo en su suave amatista,
diluía la lágrima de un misterioso artista.

el mar del desengaño.

Tú Eres Mío, Tú Eres Mía

Son dos soles, son dos llamas,
son la luz del claro día;
son su fuego, niña mía,
los corazones inflamas.
Y autores contemporáneos
dicen que hay ojos que prenden
ciertos chispazos que encienden
pistolas que rompen cráneos.

tus ojos me parecen
brasas tras un cristal;

¡Qué aroma derramas
en el alma mía
si sé que me amas!
¡Oh Mía! ¡Oh Mía!