Lyon Mackenzie no podía permitirse perder a la señorita Hammond. Pero su ayudante personal, una especie de autómata hasta entonces, había dimitido… ¡ni más ni menos que para casarse!
Cuando Liv se dio cuenta de que el bestia de su jefe estaba en apuros, accedió a continuar trabajando una semana más. Pero en ningún momentó contó con que tendría que cuidar de su ahijado durante esa semana, ni fingir que era la esposa de Lyon después de que el cliente más importante de este los sorprendiera en una situación de lo más comprometida…