«Hace quince años, cuando gran parte de nuestra narrativa seguía enfrascada en lo que se podría llamar la lenta recuperación después del silencio, del trauma, de las falsas celebraciones de la “transición”, Cercada avanzaba en otro sentido: proponía ya un análisis bastante duro del retorno a la democracia. Sin duda, el trabajo de Lina Meruane […] fue uno de los primeros que optó por una perspectiva que hoy se ha vuelto habitual, incluso insistente, en la composición del puzzle literario chileno: la mirada de lo/as hijo/as de quienes vivieron directamente las iniquidades y los silencios de la dictadura.» Lorena Amaro