hubieses tomado todas esas molestias para esto? —Puso una expresión que no estaba acostumbrada a ver en él. Pero su boca enseguida volvió a la posición habitual—. ¿Por mí? —Me detuve en seco.
—Sí. —¿Por qué se sorprendía?—. Claro que sí. —Analicé su rostro y me di cuenta de cómo me miraba—. En primer lugar, hubiese odiado llegar a tu «evento de recaudación de fondos» —hice comillas con los dedos— vestida como un payaso. Aunque no lo creas, me queda algo de vergüenza y amor propio. —Los ojos de Aaron seguían brillando de un modo que me ponía nerviosa—. Y, en segundo lugar, no quiero que luego quieras vengarte y lo utilices en mi contra en la boda de mi hermana. O acusarme de infringir una cláusula y dar por terminado nuestro acuerdo ahora que cuento con que me acompañes a España. Yo… —Arrastré las palabras y perdí fuerza en la voz—. Te necesito, ¿sabes?