Atravesarán el abismo entre las estrellas, y te encontrarán. Hazte almacenar durante siglos, y ellos estarán allí esperándote, con nuevos clones. Ellos son los dioses con los que alguna vez soñábamos, los agentes míticos del destino. Tan implacable como la Muerte, esa pobre jornalera trabajadora, apoyada sobre su guadaña, que hoy ya no le sirve... Pobre Muerte, no estaba a la altura de las circunstancias, nada pudo hacer contra la potencia del carbono alterado y las tecnologías de almacenaje y recuperación de datos. Hubo un tiempo en que vivíamos aterrados esperando su llegada. Ahora coqueteamos con su sombría dignidad, y los seres como ellos ni siquiera la dejan entrar por la puerta de servicio...»