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Iván Turgueniev

Padres E Hijos

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  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    andar; lléganse a la verja, se hincan de rodillas y largo rato lloran amargamente, largo rato miran con atención la muda piedra bajo la cual reposa su hijo; cambian breves palabras, sacúdenle el polvo a la losa, enderezan las ramillas de los abetos y de nuevo pónense a rezar, y no pueden moverse de aquel sitio, en que les parece estar más cerca de su hijo, de su recuerdo… ¿Serán estériles acaso sus oraciones, sus lágrimas? ¿No es todopoderoso el amor, el santo, abnegado amor? ¡Oh, no! Por apasionado, pecador y rebelde que fuese el corazón que esa tumba encierra, las flores que en él crecieron nos miran plácidas con sus inocentes ojos, nos hablan no sólo de un eterno descanso, de ese gran descanso indiferente de la Naturaleza; nos hablan también de la paz eterna y la vida infinita…
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    hay una en que no repara nadie, a la que ningún animal se acerca; sólo los pájaros se posan en ella y cantan al amanecer. Una verja de hierro la circunda; dos jóvenes abetos se alzan en cada uno de sus extremos. En ese sepulcro está enterrado Yevguenii Basarov. A él, desde la próxima aldehuela, suelen venir con frecuencia dos viejos decrépitos…, marido y mujer. Sosteniéndose el uno al otro, caminan con pesado
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    Hay un pequeño campo santo de aldea en un rinconcillo de Rusia. Como casi todos nuestros cementerios, muestra un aspecto lamentable
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    Kukschina marchó también al extranjero. En la actualidad se encuentra en Heidelberg, donde estudia no Ciencias Naturales, sino Arquitectura, en la que, según ella, ha descubierto nuevas leyes.
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    Todo lo hace Bien en cuanto puede; todavía arma un poco de ruido; no en balde fue en su tiempo un "león". Pero la vida le resulta pesada, aún más pesada de lo que él se imagina… Hay que verlo en el templo ruso cuando, apoyándose retraído en la pared, se queda caviloso e inmóvil largo rato, apretando con amargura los labios, y luego, de pronto, se acuerda y se pone casi maquinalmente a santiguarse…
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    En Dresde, en la terraza Briulevskaya, entre dos y tres de la tarde, a la hora más indicada para pasear, podéis encontraros con un hombre cincuentón, con el pelo ya enteramente blanco y como si padeciera de gota, pero todavía guapo y con ese sello especial que imprime al hombre la larga permanencia entre las capas altas de la sociedad. Es Pavel Petrovich.
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    A Katerina Serguieyevna nacióle un hijo, Kolia, y Mitia es ya un mocito y habla de corrido. Zenichka, Zedosia Nikolayevna, después de su marido y Mitia, a nadie adora más que a su hija política, y cuándo ésta se sienta al piano, en todo el día no se aparta de allí.
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    Arkadii ha resultado un buen hacendado, y la granja produce unos ingresos bastante crecidos.
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    Anna Serguieyevna, no hace mucho, se casó, pero no por amor, sino por reflexión, con uno de sus futuros agentes rusos, un hombre de mucho talento, abogado, dotado de un sentido práctico sólido, firme voluntad y notable elocuencia, hombre todavía joven, bueno y frío como el hielo. Ambos se llevan muy bien y se prometen felicidad… y hasta amor.
  • Gabriela Amigo Zapatahas quoted6 years ago
    - En memoria de Basarov -balbució Katia, al oído de su esposo, y chocó su copa con él. Arkadii en respuesta apretóle fuerte su mano; pero no se atrevió a pronunciar en voz alta aquel brindis.
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