El más importante movimiento de resistencia indígena se produjo en los territorios del sur de la península en octubre de 1734. Se rebelaron primeramente los indios de la misión de Santiago,
cuyo ministro religioso, el padre Lorenzo Carranco, murió a manos de sus catecúmenos frente a las puertas de su iglesia. Los rebeldes mutilaron luego el cuerpo del religioso, lo arrastraron y, finalmente, lo arrojaron a una hoguera.