Su espiritualidad lo eleva dándole la capacidad de acoger en sí la manifestación de las cosas. En el encuentro con ellas el hombre se admira. “El encuentro del ser en cuanto ser es una inagotable fuente de sorpresa como de admiración, tanto en la filosofía antigua como en la contemporánea18, de asombro, ‘del milagro del milagro de la conciencia’19 ,‘del ser’20, de extrañeza, de alegría y gratitud, en una palabra, de todas aquellas determinaci