La astrología universal

tas, antiguos o modernos, el horóscopo no es la representación de entidades míticas, sino de ciclos y ritmos cósmicos específicos que condicionan, desde el nacimiento, las leyes de desarrollo de la persona y su sensibilidad ante las influencias zodiacales y planetarias, que dependen de la adaptación de la especie a los relojes del microcosmos y el cielo.

Cuando existe un determinismo astral, este se ejerce en el interior del determinismo de la especie

En cualquier caso, dado que lo real es eficaz a pesar de las conciencias, es posible encontrar su rastro en la simbología tradicional de los elementos: fuego, tierra, aire y agua.

De sus significados se desprende, en relación con el fuego (Aries, Leo y Sagitario), una preponderancia del sujeto: uno es como es. En relación con la tierra (Tauro, Virgo y Capricornio), una preponderancia del objeto: uno es en el marco de sus haberes, adquisiciones y productos concretos o abstractos. Para el aire (Géminis, Libra y Acuario), una preponderancia de la relación: uno es junto a uno o varios otros, se es uno o varios. Y para el agua (Cáncer, Escorpión y Piscis), una preponderancia de la integración: uno no es nada en absoluto en una nada que lo es todo; uno no sabe quién es.

En psicología, los ases, héroes y campeones realizan inducción positiva cuando sus audacias, proezas y realizaciones desafían las cobardías, limitaciones e insuficiencias de que se creían capaces

aturno, que se sitúa entre los 12 y los 30 años, domina mediante las armonías de su ciclo la crisis adolescente y su metafísica, disociaciones, romanticismo y transición hacia una posible madurez o una adolescencia eterna.

Lo cierto es que el principal significado de Plutón podría consistir en servir de emuntorio para las sobrecargas de los inconscientes.

La homogeneidad de los significados planetarios, así como la unidad que se deriva de las distancias y las gravedades,[22] respalda la hipótesis (astrológica) de la existencia de un Sol acompañado en el origen por otro astro único que posteriormente se transformaría en las partes que en la actualidad constituyen todos los planetas.

Actúa sobre la persona durante toda su vida del mismo modo que los lazos que el campesino ata al azar en torno a sus calabazas en su campo: no hacen que la calabaza crezca pero determinan su forma. Lo mismo puede decirse del cielo: no da al hombre sus hábitos, historia, felicidad, hijos, riquezas o una esposa, pero modela su condición...».[3]

todos los condicionalistas, antiguos o modernos, el horóscopo no es la representación de entidades míticas, sino de ciclos y ritmos cósmicos específicos que condicionan, desde el nacimiento, las leyes de desarrollo de la persona y su sensibilidad ante las influencias zodiacales y planetarias, que dependen de la adaptación de la especie a los relojes del microcosmos y el cielo.

influencias celestes, zodiacales y planetarias difiere en cuanto a amplitud y calidad en función de las condiciones extrahoroscópicas de herencia, raza, educación o sexo, así como en función del contexto económico, político o cultural,