San Sebastián, 1813. José Bonaparte ha perdido la guerra y el ejército francés se retira de la Península, azuzado por las tropas aliadas comandadas por Lord Wellington. San Sebastián es le último reducto bajo el domino francés. Tras cinco años de ocupación, los donostiarras se preguntan qué ocurrirá, si los militares franceses ofrecerán resistencia o se rendirán sin lucha. Quedarse o abandonar la ciudad, ésa es la cuestión. Maritxu Altuna, dueña de La Casa del Chocolate, decide permanecer y defender su negocio. Poco puede imaginar que los aliados, los esperados libertadores, darán fuego a la ciudad, desvalijarán y pasarán a cuchillo a la población civil, acusándola de afrancesada. Y las mujeres donostiarras serán obligadas a pagar un alto precio, el más alto.