Quiere a quien quieras. Está bien, puesto que puedes. Déjame que te quiera yo, que vaya aprendiendo poco a poco a respetarte, a entenderte, a complementarte. No es necesario que me tengas amor. Tenme paciencia, porque quiero crecer y no puedo, porque quiero convertirme en una mujer y no lo alcanzo, y me quedo en unos balbuceos horrendos de niña, de monstruo.