Sin embargo, cambiaría alegremente mis gritos por joviales carcajadas, pronunciaría elogios en lugar de acusaciones, reemplazaría el exceso por la moderación siempre y cuando vosotros me mostrarais un gobernante justo, un abogado íntegro, un jerarca religioso que practique lo que predica, un marido que cuide a su mujer como a sí mismo