Fue esto lo que ocurrió en México unos años después, en el Estadio Azteca, cuando la multitud, durante la inauguración del Mundial de 1986, acogió al presidente mexicano con una sonora pitada tras su desastrosa gestión del terremoto ocurrido un año antes en el D.F. Fue también lo que ocurrió aquel día en Montevideo, cuando se hizo célebre el canto de la hinchada: «Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar».