Con un enfoque deleuziano, Fermín A. Rodríguez construye una obra «esencial para comprender la geografía imaginaria del interminable y múltiple desierto argentino» (Ricardo Piglia). Un recorrido cabal por la literatura del desierto (desde Humboldt, Hudson y Darwin, pasando por José Hernández, Lucio V. Mansilla, Sarmiento y Rosas, hasta Saer, Aira y Gamerro); por esos textos que proporcionaron las maneras de ver y pensar un espacio que se leía como vacante
frente a la ausencia de un estado-nación que lo regulara, pero que no estaba justamente vacío.
_Un desierto para la nación es_, como afirma su prólogo, «menos una historia que una cartografía de algo que podría haber sido y no fue: uno o varios países coexistiendo en un espacio abierto y sin medida».