El rey león se yergue
y a la virgencita observa,
luego brinca alrededor
sobre el suelo bendito.
Juegan leopardos y tigres
en torno de la que allí reposa,
mientras el viejo león
inclina su dorada melena.
Y el pecho de ella lame,
y sobre su garganta
desde sus ojos en llamas
caen lágrimas color rubí;
en tanto la leona
soltaba su vestidito,
y a la cueva llevaron desnuda
a la doncella durmiente.