Una casa es un cuerpo

Cosas que al parecer resultarían repugnantes de repente no eran repugnantes. Eso la asombró.

Al final del día una sentía que iba a desmenuzarse como papel viejo. Si se cortaba las venas, saldría sangre seca semejante a arena.

Trece años no eran demasiado pocos para saber que una era feliz y ahora le daba consuelo saber con certeza, por un momento, que había sido feliz.

Dijo el nombre de ella. La hizo sentir bien oír su nombre en esa boca, en esa voz.

Con un amor tan vasto, no veo la otra orilla

Para Abe.
Con un amor tan vasto, no veo la otra orilla

Descubro que por la noche una puede mirar su vida desde una gran distancia, como si fuera una niña sentada en un árbol, escuchando la charla sin sentido de los adultos

Los ojos de las serpientes son chatos e inflexibles, y nada revelan de inteligencia animada. Tal vez podría aprender algo de eso. A veces creo que hay en mí demasiada perrosidad.

Este sonido era distinto de cualquiera de esos. Era alto y contenía una nota mineral de pánico

Obligar a las lágrimas a meterse de vuelta en los ojos le llevó todo su esfuerzo.