—No te merezco —dijo, y miró detrás de mi hombro antes de añadir—: Pero un hombre muy sabio me dijo una vez que lo más importante es que me pase el resto de mi vida intentando ser el tipo que mereces. Y eso es lo que voy a hacer. Cada puñetero día voy a recordar lo afortunado que soy y voy a hacer lo que esté en mi mano para ser el mejor hombre para ti. Porque tú, Naomi Witt, eres increíble. Eres preciosa, dulce. Tienes un vocabulario de la leche, ves y oyes a los demás, recompones lo que está roto. Como a mí. Me recompusiste. Y cada vez que me sonríes, vuelvo a sentir que me ha tocado la lotería.