—Ahora suenas como él. De hecho, me atrevería a decir que disfrutas de su compañía, admítelo. ¿Es eso lo que…?
Me acerqué a él y giré su rostro hacia el mío.
—Él no me hará daño ni se interpondrá entre nosotros, Cresswell. No me interesa qué clase de ilusión intente llevar a cabo. Mi corazón es tuyo, y ningún acto de prestidigitación lo alejará de ti.