El propósito del autor es ‘seguir’ a Sócrates por las calles de Atenas en su último día de libertad; luego, escuchar su defensa ante los Jueces que lo juzgaron y la conversación que sostiene con sus amigos durante el corto período de prisión. En total, un tiempo muy reducido. Asimismo, el autor redujo todos los matices técnicos del ‘diálogo’ a fin de destacar los conflictos humanos que provocaba la extraña vocación socrática. Lo que importa en este texto es mostrar el misterioso y heroico proceso –que se evidencia hacia el final— por el que Sócrates llega a saber en qué consiste su propia sabiduría. A la vez, se intenta reproducir, en lo posible, las inquietudes que vivía la sociedad ateniense del 399 a. de C.
El lector joven, a quien va dirigido este libro, no tiene por qué conocer esas inquietudes; menos todavía, tener una comprensión afectiva de ellas. Es por esto que, tal vez sea conveniente que comience por leer, sin prejuicios, la historia misma; que se forme de ella su propia impresión para cotejarla luego con la interpretación que hace el autor de la muerte de Sócrates. Este método de leer ‘al revés’ el Preámbulo, podría provocar un diálogo fructífero, real o virtual, entre el lector y el autor de este libro.
Humberto Giannini