Quiere decir esto que los historiadores se comprometieron a reconocer, como fuente del sentido de los sucesos históricos, los propósitos y convicciones personales de los individuos que participaron en ellos. Diríase, entonces, que, por fin, le había llegado a la empresa de Colón la hora en que se la comprendiera con el sentido que tuvo para él. Pero lo cierto es que a pesar de las nuevas exigencias metodológicas y de las muchas investigaciones que enriquecieron la historiografía colombina desde finales del siglo XIX, se mantuvo la interpretación tradicional en la unánime creencia de que Colón había descubierto América cuando, en 1492, encontró una isla que creyó pertenecer a un archipiélago adyacente a Japón.