Obligado por el demonio de la Duda, Sabin destruye sin querer incluso a los amantes más seguros de sí mismos. De modo que el inmortal guerrero pasa el tiempo en el campo de batalla en lugar de en el dormitorio, sólo pensando en la victoria, hasta que conoce a Gwendolyn “la Tímida”. Con saborearla una vez no le basta y desea más.Gwen, también inmortal, siempre creyó que se enamoraría de un humano amable que no despertase su lado oscuro. Pero cuando Sabin la libera de su prisión, luchar contra los enemigos de ambos para reclamar la caja de Pandora resulta no ser nada comparado con la batalla que Sabin y Gwen libran contra el amor.