Un libro abierto rara vez es solo un libro. Y este quizá no sea solo un compendio de cuentos, sino también un muestrario de nubes y declaraciones de amor, un autorretrato de René Magritte, una liturgia de pájaros, una estrella con reposabrazos. Historias donde Pushkin no aprieta el gatillo en su duelo, Camus tiene muy mal perder, blanco y en botella es Schumann y donde si quieren que lo apague, dice un bombero, que traigan el fuego aquí. Como el mejor Cortázar, Luis Mario consigue retorcer la realidad y las palabras hasta destilar belleza y asombro, incluso en una simple patata.