con nosotros ha muerto. La pobre carne odiada por unos y adorada por otros, ya ha sido hecha digna de estar eternamente junto a Dios y por tanto de ser salvada y reafirmada para siempre. Y no solamente en el Hijo del Padre, el que vino de arriba, sino en alguien de nuestra raza que, como nosotros, era de aquí abajo