Pepita Jiménez

Todo ello está escrito de una misma letra, que se puede inferir fuese la del señor deán.

Nada le he dicho ni me ha dicho, y sin embargo nos lo hemos dicho todo.

Al mirarnos así, hasta de Dios me olvido.

Como la tibia luz de la luna es el rayo de su mirada.

amar a Dios es amarlo todo, porque todo está en Dios y Dios está en todo por inefable y alta manera.

en medio de la serenidad y calma que aparenta, hay clavado un agudo dardo de dolor; hay un amor de pureza contrariado por su vida pasada.

¿quién asegura que no pueda el alma olvidarse del amor a su Creador, cuando no le ama de un modo infinito, sino porque no hay criatura a quien juzgue digna de que el amor en ella se emplee?

Yo también creo que amaba a usted antes de verle. Ahora amo a Vd. con todo mi corazón, y sin Vd. no hay felicidad para mí.

La ausencia es gran remedio para el mal de amores