Alzó la barbilla, entreabriendo los labios expectante; la boca de Jace rozó la suya levemente, tan levemente que pareció la caricia de una pluma, el recuerdo de un beso, y luego él se echó atrás, abriendo los ojos de par en par; Clary vio la pared negra reflejada en ellos, alzándose hasta ocultar el incrédulo tono dorado: la sombra del barco.