La peor consecuencia de la Guerra de Bosnia, además de sus cien mil muertos, 35.000 desaparecidos y un millón largo de desplazados, fue la consolidación de un país dividido en tres comunidades étnicas y la desaparición de la noción de multietnicidad, el tesoro más preciado de «la pequeña Yugoslavia», como se la había llegado a llamar para ser una reproducción en pequeño del estado creado por Tito.
25 años después del inicio del conflicto, este libro pretende desmontar el mito según el cual esta fue una guerra étnica. Y también, de hecho, la propia existencia de tres pueblos con grandes diferencias entre sí, la supuesta causa para justificar el “conflicto inevitable”:
«Si tres grupos aparentemente diferentes —se pregunta el autor— hablan exactamente la misma lengua (en todo caso con diferencias como las que hay entre el catalán y el valenciano), tienen unas costumbres muy similares y una cohabitación desde hace siglos … ¿Hasta qué punto se puede afirmar que son tres etnias diferenciadas? "
En lugar de ello, el autor defiende que el elemento étnico fue, precisamente, el pretexto de las élites provenientes del sistema yugoslavo para perpetuarse en el poder, aunque fuera al precio de generar una guerra civil. El volumen pretende, en suma, demostrar cómo las diferencias étnico-culturales se amplificaron y estimular para justificar el conflicto.